Reflexiones sobre el turismo, en el Dia Mundial del Turismo

Marian Lizurek dirige la Licenciatura en Administración Hotelera de la Universidad Nacional de Quilmes. En el Marco del Día Mundial del Turismo, y a modo de cierre del #MesDelTurismo en nuestro Departamento, Lizurek nos invita a reflexionar sobre la situación del sector y los desafíos que enfrenta.

Por Mg. Marian Lizurek

Desde hace tiempo, el 27 de septiembre se celebra el Dia Mundial del Turismo, impulsado por la Organización Mundial del Turismo (OMT), buscando concientizar a la comunidad internacional acerca del valor social, cultural, político y económico del turismo.

Pero, ¿cómo se desarrolló el turismo en el mundo hasta llegar a ser una de las actividades socioeconómica, estratégica y un pilar fundamental en la movilización de esfuerzos para la conservación del patrimonio natural y cultural?  Esto nos conduce a pensar en ella de una manera integral. Veamos…

El turismo forma parte de los grandes cambios y transformaciones mundiales de los últimos años. Con el correr del tiempo se ha convertido en la principal actividad económica de muchos países y en el sector de más rápido crecimiento en términos de ingresos de divisas y generación de empleo, como resultado de su carácter multisectorial, además de brindar oportunidades de desarrollo y promover la solidaridad y la comprensión a través de las fronteras territoriales.

En este sentido, ha logrado convertirse en un elemento estratégico y primordial, acompañado por políticas públicas relacionadas a su planificación, promoción y comercialización, focalizando en el desarrollo territorial y económico que causa en su devenir. Particularmente en nuestro país se la considera una actividad socioeconómica, de interés nacional, estratégica y esencial, prioritaria dentro de las políticas de Estado y una aliada estratégica por su contribución a la generación de divisas.

Si bien los flujos turísticos han crecido de manera sostenida desde 1950, durante el año 2020, la movilidad de personas con fines turísticos se ha visto frenada por el avance del COVID-19 en el mundo entero. La OMT expone cifras alarmantes sobre la actual situación. A pesar de ello, la proyección a futuro es clara: la actividad turística retomará lentamente su dinámica tradicional y para ello es clave la reconstrucción del sector y el acompañamiento por parte de los Estados a todos los actores involucrados.

El eje central para retomar la actividad turística deberá centrarse en el cuidado de la salud de las personas, apelando a la responsabilidad social e individual, el respeto y cuidado del ambiente y de las comunidades visitadas, reconociendo en esta crisis una oportunidad para la mejora.

Esta situación alarmante poco a poco va encontrando un aliciente. Comienza a observarse el retorno a la actividad en los destinos turísticos, bajo un nuevo paradigma, respetando los propios ritmos y adecuándose a las exigencias del nuevo contexto. Como sabemos, la actividad se desarrolla bajo la sinergia de 4 actores estratégicos y fundamentales: el público, el privado, la comunidad local y el propio turista y, es bajo el trabajo mancomunado de ellos, que debe volverse a la acción.

Considerando lo anterior, y por su rol estratégico y clave, a nivel nacional el Estado ha comenzado a trabajar en un eje central: el sostenimiento y la reactivación productiva de la actividad a través de políticas públicas que pretenden atenuar el impacto económico, social y productivo de la pandemia.

Considerando la situación actual, se retornará a una actividad turística diferente. Las nuevas formas de viajar y disfrutar del tiempo libre a consecuencia de los cuidados necesarios que se deberán tomar, serán diferentes, teniendo presente que la pandemia aún no está superada. En este sentido el turismo nacional, interno, de cercanía, aquel que no demande grandes traslados, que permita vivir una experiencia turística integral en espacios abiertos, sin aglomeraciones y donde el turista se sienta seguro y con confianza, pero siendo parte de la experiencia será clave en la reactivación del sector.

Tengamos presente que la intención de viajar en las personas se encuentra en estado latente y a la espera de la apertura de la actividad, pero que va a demandar a las organizaciones su adecuación a esta realidad.

Las organizaciones turísticas han comenzado a prepararse para retomar la actividad, desarrollando e implementando las mejores estrategias y medidas de seguridad e higiene para recibir a esos nuevos turistas, una vez que estén dadas las condiciones en cada destino.

En estos momentos, en los que nos encontramos próximos al verano, los espacios rurales y naturales serán claves para el desarrollo de la actividad turística. Es oportuno mencionar que esta forma de hacer turismo ha ido creciendo a ritmos acelerados en los últimos años. Los turistas buscaran interactuar y relacionarse con espacios rurales, alejado de las grandes urbes, en contacto con la naturaleza, en intercambio con las poblaciones locales, disfrutando la gastronomía local, revalorizando lo autóctono. Esto ya era una tendencia marcada y, a nivel nacional se ha ido consolidando esta forma de uso del tiempo libre, desarrollándose productos turísticos con una estratégica participación de las comunidades anfitrionas, buscando satisfacer a los visitantes, respetando el entorno natural y cultural.

Consideremos que los turistas buscarán alojarse, disfrutar la gastronomía, realizar actividades recreativas, etc. en aquellos emprendimientos que perciban claramente la sensación de estar seguros, cuidados y protegidos, además de recibir un servicio de calidad. Y, para ello, es fundamental estar preparados para recibir a este nuevo turista, una persona ávida de disfrutar la naturaleza, su tiempo libre, el entorno, pero con muchos temores. Y acá el rol del capital humano que conforman las organizaciones es fundamental. Entonces, también es clave la formación y adecuación total de las organizaciones en pos de satisfacer la demanda y considerando la nueva realidad que nos rodea.

Cada destino y cada organización turística deberá ser capaz de readecuar su práctica turística para, por un lado, lograr satisfacer a su demanda y, por el otro, cumplir con los objetivos organizacionales. Un gran desafío, pero el sector turístico está repleto de ellos y los ha sorteado con gran eficacia a lo largo del tiempo.

Sin lugar a dudas el turismo ha cambiado. La actividad enfrenta a nivel mundial grandes desafíos, nuevos retos, exige adaptaciones en el comportamiento de todos los que formamos parte de ella. En este sentido, los actuales y futuros profesionales de la Universidad Nacional de Quilmes se encuentran preparados para enfrentar la situación.

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